Con una acreditada carrera en la preservación y conservación del arte, fruto de una intensa pasión hacia el Modernismo catalán, en 2010 la familia Pinós Guirao decide crear el Museu del Modernisme de Barcelona en un espacio ad hoc: un edificio diseñado por el arquitecto Enric Sagnier hacia 1903 en el céntrico barrio del Eixample barcelonés. Con la creación del museo, se llena el gran hueco que tenía la ciudad, carente de una entidad que aglutinase de forma explícita todo aquel legado universal que significaron las primeras décadas del siglo XX para la capital catalana.